¡Hola!
En esta entrada vamos a presentar el segundo caso clínico sobre el hígado. Quizá antes de empezar puedes echar un vistazo al primer caso clínico, a los datos generales sobre el hígado o al resumen de las pruebas de laboratorio utilizadas. Si ya lo has hecho, ¡empecemos!
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Un hombre de 65 años ingresa en un hospital a causa de una ictericia (coloración amarillenta de la piel). No muestra dolor abdominal pero muestra una orina oscura (coliuria) y heces claras (acolia). Se le realiza un análisis de parámetros bioquímicos hepáticos tal como se muestra en la siguiente imagen (entre corchetes se muestran los valores de referencia):
Para resolver este caso clínico seguiremos el mismo procedimiento que en el anterior.
Para comenzar, los parámetros alterados en este caso son los niveles de bilirrubina total (BRT), fosfatasa alcalina (FA) y gamma glutamil transferasa (GGT), los cuales se encuentran en unos niveles mucho mayores a los normales, y los niveles de ALT que se encuentran ligeramente elevados; mientras que los niveles de AST se mantienen dentro de los límites establecidos. Además, hay ausencia de urobilina en orina y presencia de bilirrubina.
Comenzando con la bilirrubina, los altos niveles de bilirrubina en suero serán los causantes de la ictericia por la que ha ingresado el paciente. Además, la presencia de bilirrubina alta en orina dota de esa coloración oscura a la orina, síntoma que se conoce como coliuria. Además, con la idea de problema en el sistema biliar, y en relación con la coliuria, observamos una coloración clara de las heces, lo cual es llamado acolia. De aquí, llegamos a la idea de que posiblemente haya una parada en el conducto biliar que no permite que estos compuestos se transporten correctamente.
Por otra parte, teniendo en cuenta que las transaminasas no varían en exceso, vamos a observar los niveles elevados de enzimas séricas, GGT y FA. El hecho de que las transaminasas no aumenten sus valores nos permite descartar todas aquellas patologías relacionadas con un aumento en sus niveles como puede ser la hepatitis aguda o cirrosis, así como descartar una hepatitis alcohólica debido a que el ratio AST/ALT es menor de 1. Por otra parte, un aumento importante en las concentraciones de las enzimas séricas junto con la ausencia de elevaciones en las concentraciones de las transaminasas y síntomas observados hacen que la sospecha más probable sea la colestasis; es decir, la detención del flujo biliar en algún nivel de su conducto. La GGT es un marcador muy sensible frente a la colestasis y, aún más, si la elevación de sus niveles viene acompañado por el aumento de los niveles de su compañera, la FA, la cual aumenta alrededor de 10 veces en relación a un nivel normal de FA, indicativo bastante claro de la colestasis.
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Así pues, nuestras sospechas nos llevan a pensar que el paciente padece una colestasis. La colestasis, sin embargo, no es una patología por si misma, sino un síntoma de alguna patología más grave que esté obstruyendo el conducto biliar provocando así los síntomas que hemos podido observar en el paciente. Después de estas primeras observaciones, para poder dar un diagnóstico más específico podríamos bien corroborar nuestros resultados con alguna prueba bioquímica más como pueden ser medir los niveles de colesterol (los pacientes con colestasis suelen mostrar hipercolesterolemia; es decir, aumento de los niveles de colesterol en sangre) o el tiempo de protrombina (este aumentará en pacientes con colestasis) o bien, para determinar la etiología de la colestasis, realizar alguna prueba de imagen del sistema hepático y biliar.
Con esto, ya hemos terminado de analizar los casos clínicos sobre el hígado. ¡Espero que todo haya quedado claro!
¡Hasta la próxima!
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